Niños autónomos e independientes.
Una
mayor autonomía favorece una buena autoestima.
Siempre estamos
pensando qué podemos hacer para que nuestros niños sean mejores, tengan un buen
trabajo en el futuro o, al menos, que sepan defenderse en lo profesional y en
lo personal, y lleguen a ser felices. Es una tarea difícil, pero, como ya
sabemos, todo se aprende, y por tanto, todo se enseña. Para que nuestros niños
sean independientes y desarrollen cierta autonomía en sus vidas, debemos
educarlos.
Niños
autónomos e independientes
Lo
que ocurre, generalmente, es que muchos padres suelen anticiparse a las
acciones de los niños, y no les dejan actuar o a hacer algunas cosas solitos.
Esos padres actúan así porque creen que sus niños aún no tienen capacidad de
realizar determinadas actividades, por evitar que se hagan daño, por comodidad
para conseguir resultados más rápidos, o porque no confían en la capacidad de
reacción de sus hijos. ¡A los padres nos cuesta asumir que ellos crecen!
Los niños aprenden a ser autónomos a través de las
pequeñas actividades diarias que desarrollarán en casa, en la guardería o en el jardín. Los niños desean
crecer y quieren demostrar que son mayores en todo momento. Es misión de los
padres y de los educadores, la aplicación de tareas que ayuden a los niños a
demostrar sus habilidades y
el valor de su esfuerzo. Colocar, recoger, guardar, quitar, abrochar y
desabrochar las prendas de ropa y los zapatos, ir al baño, comer solo o poner
la mesa son acciones que ayudarán a los niños a situarse en el espacio en que
viven, y a sentirse partícipes dentro de su propia la familia y con sus amigos.
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